jueves, 23 de octubre de 2008

Obesidad infantil


¿Qué diferencia hay entre "mi nene es gordito" y "mi hijo es gordo"?

Quizás arranque esta entrada con un prejuicio, pero la diferencia es que la primera afirmación podría corresponder mas bien a una madre condesciente, o ignorante.

Me explico. Tuve la oportunidad de cursar la materia pediatría en un hopital pediátrico y escuché a más de una madre decir "mi nene es gordito" pero a ninguna "mi hijo es gordo". Naturalmente no tiene ninguna importancia, ¿o sí?. El punto sensible está en el contexto en que se dice la frase (o mas bien en lo que entienda la madre por esa frase).
Escuché y leí que la medicina actual está cambiando de paradigma. Parece ser que los médicos estaríamos dejando de luchar contra la enfermedad para enfocarnos en reforzar el estado de salud de la población. Entendamos que estamos abandonando el polo "enfermedad" para acercarnos al polo "salud" de una recta que pasa por ambos puntos. En este nuevo paradigma adquiere un papel relevante la esfera "preventiva" de la medina. Básicamente estaríamos dedicando nuestros mayores esfuerzos a cuidar y velar por la salud de la población; y, eventualmente, a ayudar al "descarriado" que se enferme.
Esto está muy bueno, y a lo mejor ya está sucediendo. Por lo pronto yo, desde mi experiencia personal, puede aseverar que sí está sucediendo con los pacientes pediátricos. De hecho en el "Hospital Gutiérrez" existe el "Consultorio del niño sano". Tengo entendido que en otros hospitales también. Éste consultorio es atendido mayormente por médicos residentes (quizás porque son los que más paciencia y vocación docente para con las madres tienen). Se programan consultas periódicas para evaluar el crecimiento y desarrollo de los niños, y para seguir en su evolución y/o atender a niños enfermos. Por lo que pude percibir el "punto fuerte" de éste consultorio es que se le brinda asesoramiento a los padres acerca de "todo" lo que ellos requieran en relación a la salud de sus hijos, y se los instruye acerca de todas las "cosas" que ellos deberían hacer para que sus hijos se mantengan lo más cerca posible del "polo salud". Estas "cosas" son básicamente: alimentación, vacunas, juegos, relación con hermanos, amigos, abuelos, etc. Son muchísimas y dependen, entre otras cosas, de la edad del chico. Para no hacerlo tan largo voy a dejar que ustedes deduzcan cuáles pueden ser las otras actividades.

La cuestión es que en este consultorio del niño sano es donde escuché muchas veces la frase que dispara esta discusión (mi nene es gordito), y todas las veces haciendo referencia a algo "normal" del nene, a algo que no preocupaba demasiado, siendo muchos de ellos diagnosticados en ese momento como obesos.

El primer punto a considerar podría ser la "diferencia entre normal/anormal y sano/enfermo". No es muy importante en este momento pero sirve de disparador para lo que quiero decir después. Si la mayoría de las personas de una población fuesen pelirrojas, lo "normal" para esa población sería ser pelirrojo, lo cual no tiene ninguna relación con que sean sanos o enfermos. Un morocho en esa población sería "anormal" para el color de pelo. Es un concepto totalmente estadístico.

La obesidad es una enfermedad. Lamentablemente de alta prevalencia, lo cual hace que la subestimemos. Los chicos son muy crueles y, en todo grupo, siempre está el gordo, el narigón, el orejón, el cabezón, etc. Ésto no nos tiene que confundir. No es lo mismo que nuestro nene sea el gordo que el narigón, o el orejón, o el cabezón. Todos estos apodos tienen en común lo cruel que puede resultar para el chico y, quizás, hasta las concecuencias psicológicas que puedan causarle. Pero el gordito tiene una gran diferencia. El gordito está enfermo.

Como toda enfermedad tiene una definición, etiología, epidemiología, fisiopatología, diagnóstico, tratamiento, etc. De todo esto quiero resaltar dos puntos.
Si bien es una enfermedad multicausal, hay un factor que es muy importante para su desarrollo y es la "dieta". Con una particularidad que diferencia a la obesidad infantil de la obesisdad del adulto: "el niño come lo que le damos de comer", o lo que permitimos que coma. De modo que, al menos en este punto, los adultos tenemos una parte de la responsabilidad de esta enfermedad de nuestros niños, y tenemos que aceptarla y afrontarla.
El otro es que, en la mayoría de los casos, esta enfermedad tiene tratamiento. Con lo cual no nos tenemos que quedar de brazos cruzados y dejar a los chicos solos.
Por último les cuento que la obesidad no es solamente un problema estético. Es una enfermedad bastante compleja. No sólo por las consecuencias de la enfermedad en sí, sino también por las comorbilidades que tiene y por significar un "factor de riesgo" para otras enfermedades.

Así que conmino a los padres de chicos gordos (invitación extensiva a "todos" los padres en general) a consultar a un pediatra y a afrontar la posible enfermedad de sus hijos.

Saludos

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